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Avatar de Araceli Mateos Ghosh

Qué coincidencia, Edu: esta semana yo también he estado escribiendo sobre el deseo, y me ha resultado especialmente interesante leerlo desde un enfoque tan distinto al que me rondaba.

Estoy muy de acuerdo con la idea central de que el deseo no es natural ni automático, sino profundamente aprendido y mediado por estructuras de valor, primero familiares y luego sociales. Me parece una crítica muy pertinente tanto al edipo freudiano como a cualquier concepción esencialista del deseo.

Donde dudo es en hasta qué punto ese aprendizaje agota la experiencia del deseo cuando ocurre. Incluso aceptando plenamente su genealogía, hay momentos en los que el deseo irrumpe sin vivirse como evaluación ni como reconocimiento de valor, sino como algo que descoloca, que antecede a la explicación y que a veces incluso entra en conflicto con lo aprendido.

En cualquier caso, me ha parecido un texto muy estimulante para pensar el deseo no como algo dado, sino como algo construido, transmitido y, quizá también, a veces, excedido.

Abrazo.

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Avatar de Edu Rodríguez

Gracias Araceli, tengo mucha curiosidad por leer tu post.

Me repito más que el ajo, jajaja, pero por lo que respecta al deseo como "sorpresa", vuelvo a la estructura de los valores como algo mayormente inconsciente y complejo, donde un mismo elemento puede tener valores positivos (prioridad) en ciertas dimensiones y negativos o indiferentes en otras. De modo que, no solo por lo que respecta al deseo, sino a todo nuestro comportamiento, podemos siempre sorprendernos a nosotros mismos o incluso rechazar nuestros propios actos.

Digo de Freud que sus teorías no son falsables, pero esto que propongo evidentemente tampoco lo es: toda contra-evidencia resulta en un "ah bueno, esos son valores que desconoces". Pero creo que como mecanismo explicativo funciona bien sin añadir mucha complejidad a nivel teórico.

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Avatar de Araceli Mateos Ghosh

Lo tengo escrito y programado para la semana que viene. Pero habría venido al pelo esta.

Estoy bastante de acuerdo contigo: que algo nos sorprenda no implica que no esté mediado, sino que no es transparente ni plenamente accesible.

Donde a mí se me va la mirada siempre es a ese límite entre explicación y experiencia, donde el marco funciona, pero no termina de agotar lo que ocurre.

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Avatar de Javier Jurado

Interesante como siempre, Eduardo. Yo no he leído en exceso sobre este asunto, pero tengo la percepción de que, como sucede en todas las esferas de nuestro comportamiento, ha una mezcla entre nuestra determinación genética y el ambiente que la activa en un sentido u otro (en el clásico debate difícilmente resoluble de nature-nurture). Pero como en muchos otros casos, tengo la intuición de que la naturaleza ganará un poco la partida, y que la recombinación de los genes que nuestros padres nos dieron tiene un peso algo mayor que el aprendizaje posterior. Otra cosa es que este aprendizaje sea absolutamente clave para ir “descubriendo” y “activando” las potencialidades de ese deseo labrado en nuestros genes. O que, ante la plasticidad indiferenciada de algunos de ellos, sea el aprendizaje social el que concrete nuestro fenotipo.

Gracias por tus reflexiones.

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Avatar de Edu Rodríguez

Gracias Javier. Ya sabes que tiro más a la explicación de la mediación, al menos potencial: creo que hay predisposiciones "naturales" (comillas porque el concepto de naturaleza está muy cargado de cultura) pero que incluso las más básicas son susceptibles de ser mediadas: podemos declararnos en huelga de hambre hasta morir, contraviniendo las dos determinaciones naturales que parecen más fundamentales, el hambre y la supervivencia.

Pero dicho esto, debo admitir un sesgo teórico: simplemente, me gusta la explicación de la mediación porque es más "simple", contiene menos elementos. Si no hay evidencias en contra, no veo la necesidad de introducir otros factores.

Toma el caso del autismo: sus aspectos genéticos (aunque no son los únicos) son incontrovertibles. Sin embargo, con el mismo esfuerzo de investigación, no se han localizado genes relacionados con, por ejemplo, la esquizofrenia, o el deseo (ni si quiera la orientación sexual, que hay tanto interés por determinar), mucho menos la resiliencia u otras partes del comportamiento. En el mismo espacio de tiempo desde la decodificacion del genoma humano, ¿por qué unos sí y otros no?

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