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Avatar de Jesús P. Zamora Bonilla

Muy interesante. Me ha recordado mi propia experiencia como novelista. Aunque logré publicar mi primera novela en un sello (bastante) comercial (Booket), y la segunda fue finalista (“shortlisted”, en realidad) de un premio importante (Fernando Lara), esa no la quisieron editar, y al final la terminé autopublicando, así como la siguiente, que ni siquiera intenté enviarla a ninguna editorial. Por cierto, cuando venció el contrato de la primera novela, recuperé los derechos y también la saqué en KDP, como las otras dos. Coincido en que hay algo de humillante en autopublicarse, pero he de reconocer que las ventas e ingresos que tuve de la segunda no fueron menores que los de la primera con Booket. Eso sí, después de que mi tercera novela (que estaba concebida como el inicio de una serie) fuese recibida con un gran silencio, me prometí a mí mismo no volver a escribir ninguna nunca más.

También coincido con tu percepción de que, si algo ha sido autopublicado, casi con toda seguridad es un truño. Pero me iré a la tumba convencido de haber sido ignorado injustamente, y con la vívida ilusión de que algún día, cuando yo ya no lo pueda ver, mis novelas serán reconocidas como entre las mejores de su época en su género. 😜

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Avatar de Edu Rodríguez

Jajaja, de esas tumbas vivimos.

Bromas aparte, pienso a veces en Salinger, que se agarró tal rabieta por la recepción de “Hapworth 16, 1924” que no volvió a publicar, y creo que he oído que pidió que su obra póstuma se retrasara cien años. Los críticos fueron unánimes contra Hapworth (yo la he leído en la hemeroteca del New Yorker y me temo que concurro con ellos), pero Salinger la consideraba la cumbre de su carrera. Plantea un problema interesante entre la percepción externa y la autopercepción.

Porque el modo en que se suelen contar estas historias supone que existe un valor objetivo por el que medir al autor. O él está equivocado y el mundo lo ve por lo que es, o él tiene razón y el mundo no está preparado. Pero si el valor no es intrínseco, si (en escalas más o menos ambiciosas) la propia obra supone un intento de modificar los valores del grupo, entonces el cuento se complica. Al final, lo que llamamos “calidad” es una combinación del seguimiento de unas normas (desde la gramática y la ortografía al comportamiento de los personajes, etc.) y su subversión (o no tenemos una obra original).

En mi propio ejemplo, yo le digo a España cómo creo que debería verse, y España no se reconoce y me ignora. Puede que yo no haya pintado un cuadro lo suficientemente coherente y vívido como para ser tomado en serio, o puede que España se niegue a verse retratada de un modo tan negativo y que, con el tiempo, cuando se haya alejado lo suficiente, pase a aceptarlo –o a restar importancia a mis incoherencias, que ahora ignora. Quizás también entretanto se den otros autores que medien entre la conciencia actual y la que yo planteo y que me sirvan de puente. Pero en la medida en que yo no he conseguido encontrar un punto de apoyo en la conciencia actual, creo que el fracaso es mío y que conviene un reajuste.

Otro tema es si he sido rechazado por todo el país o solo por un sistema editorial miope. En cualquier caso, me parece interesante seguir moviendo y removiendo y produciendo y tanteando…

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Avatar de Jesús P. Zamora Bonilla

Coincido en lo principal, aunque para añadir una nota de escepticismo, diré que, cuando a uno le lee poquísima gente, da igual que te entiendan o no te entiendan, que te aprecien o no te aprecien, porque, tanto en un caso como en otro, no son los suficientes para poner en marcha una “reacción en cadena” que haga que te lean muchísimos más.

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Avatar de Araceli Mateos Ghosh

La voz llega cuando cae la máscara. Al menos así lo veo yo. En lo que cuentas hay, primero, un yo que se representa a sí mismo, una performance literaria necesaria para tantear el terreno, y después viene el giro: el momento en que aparece ese yo que observa, conecta capas y deja de escribir desde la posición que imagina que debería ocupar.

En mi caso, la voz no llegó cuando intentaba escribir bien, sino cuando dejé de proyectar hacia afuera y acepté lo que me armaba dentro. Por eso reconozco tan bien el punto de inflexión que describes.

Intuyo que cuando dices que has encontrado tu voz, lo que realmente has encontrado son las preguntas que te constituyen. Y esas preguntas solo emergen cuando se renuncia al blindaje, cuando uno escribe desde la verdad.

Sea como sea, aquí tienes una lectora que valora ese recorrido y lo que estás construyendo.

Abrazos.

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Avatar de Edu Rodríguez

Muchas gracias Araceli, por el comentario y por estar ahí. Cuando decía que sé que ahora mis lectores son más de siete, te tenía en mente.

Creo que es exactamente como lo describes, aunque utilizaría otro vocabulario: no creo que exista una superficie y un fondo, máscara y rostro, sino puro yo performático, pero es verdad que hay una diferencia enorme entre poner el énfasis en un valor genérico como “ser escritor” y ponerlo en los valores más concretos del resto de mi identidad.

Con mis primeras novelas, mi público objetivo había sido la masa anónima, que me serviría de vestido y escudo para presentarme de vuelta ante mis conocidos como un “escritor de verdad”. En cambio, con mi último libro, me sucede todo lo contrario: quien me urge que me lea son precisamente los que tengo más cerca, porque el libro tiene el potencial de modificar y profundizar nuestra relación. De hecho, cuando se lo paso a desconocidos, en cierto modo me los estoy aproximando, y con cada uno de ellos gano algo.

Decía Alberto Olmos en un antiguo post de Malherido que el escritor está siempre insatisfecho: primero porque no le publican, después porque no le leen, más tarde porque no le premian o no lo suficiente, y así, con suerte, hasta morir. Me identifiqué con aquella opinión cuando la leí, pero ha dejado de ser verdad. Cuando cada nuevo lector tiene el potencial de traerte el reconocimiento, no de tu habilidad para escribir, sino del proyecto de tu identidad, vives en la abundancia.

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Avatar de Ignacio Sainz de Medrano

Hola Eduardo. Poco que añadir a lo que has escrito y a los comentarios que me preceden. La edición de libros es un negocio en el que por razones (digitales) que no es necesario comentar, la toma de riesgos es algo que los editores ya no se pueden permitir. Y aquí estamos.

Yo también tengo una tercera novela en el cajón que ninguna editorial seria ha querido publicar, tras dos experiencias con editoriales piratas. Ambas consiguieron la misma difusión que un estado de whatsapp de mi madre de 88 años desayunando (bueno, quizá ella lo hiciese incluso mejor), dado que no se dedican a la edición, sino a la impresión.

Tienes una voz (en lo ensayístico) compleja e interesante, capaz de profundizar en asuntos en los que yo no consigo ni siquiera raspar la superficie. El reto es saber que la tenemos, y contentarse con lo que hay. No descarto en absoluto la autopublicación, si al menos consigo compartir con unas pocas personas esa voz que sigue luchando (a mis años) por tomar su forma definitiva.

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Avatar de Edu Rodríguez

Muchas gracias Ignacio. Me he reído en voz alta con el whatapp de tu madre, y estoy por pedirte que le pases mi novela, a ver si puede moverla un poco.

El tema de la edición como negocio tiene su propia miga, porque como decía John Green recientemente, comercialmente la edición no ha dado nunca para mucho. Un solo videojuego, “Call of Duty: Black Ops VI” vendió más copias (500 millones) que todos los libros para adultos publicados en EEUU en el 2024 (492 millones). El libro más vendido del 2024 en EEUU vendió 1,6 millones de copias, mientras que la película más vista vendió 80 millones de entradas (con un precio medio equivalente). Pero lo interesante (y esto sigue siendo John Green, igual mejor te paso el enlace, jaja, https://www.youtube.com/watch?v=BBvze0lGcZg ), es que, a pesar de no haber generado nunca grandes cantidades de dinero, la industria editorial tiene un efecto enorme en la sociedad y en el resto de la economía. La razón (y esto no se lo robo a John Green, sino a Bourdieu) es su capacidad de acumular y transmitir capital cultural. La literatura se asocia con cierto prestigio intelectual, incluso cuando hablamos de literatura popular.

Creo que es muy interesante en este sentido ver qué se publica en España y a quién se vende, y daría para un análisis extenso. Por ejemplo, en el caso de las editoriales independientes y modernillas, yo veo dos grandes corrientes: por un lado, la traducción de autores europeos más o menos oscuros (importación de capital cultural en un país que se sigue sintiendo provinciano; y por cierto, que estos autores deben ser preferentemente nórdicos o centroeuropeos, no porque estas regiones produzcan una literatura superior debido al clima, sino porque la admiración por lo anglosajón y lo francés la superó la clase media-alta cultural la década pasada, y aún no hemos progresado hacia el interés por el tercer mundo: las clases más bajas -culturalmente- aún andan embobadas con el crossfit, las smash burguers, los bagels, las bake houses y otras hilarantes sorpresas que me he encontrado en mi regreso a Madrid); por otro lado, cuando se trata de publicar a autores patrios, parece que aún andan a la caza y captura del hípster, que viene a ser un joven guay que consume y adapta el capital importado por las otras editoriales. Es todo muy aburrido y da mucha pereza.

Nota al margen, tu último post sobre el impasse de la izquierda me dio tanto que responder que acabé no respondiendo nada (perdón, perdón, no hago más que amagar comentarios y no hacerlos) –pero es porque responderé por extenso en un post propio, seguramente ya en marzo. Te citaré entonces y a lo mejor podemos discutir el tema en persona en un podcast que ando preparando, si te animas.

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Avatar de Ignacio Sainz de Medrano

Creo que mi madre no te va a poder ayudar 🤣.

Encantado con las citas, la discusión y el podcast.

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Avatar de LaDelMedio

Ahí ando yo pero en el terreno de la poesía. Cómo me he identificado con el proceso que describes!.

Asumir la insignificancia de tu escritura después de un trabajo duro es bien difícil y los bandazos inevitables. Pero es la condición para ser escritor

Por cierto, las ilustraciones son tuyas?!Es que me encandilan!

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Avatar de Edu Rodríguez

Por cierto, me he pasado por Ropa Tendida y me ha gustado mucho lo que he leído.

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Avatar de LaDelMedio

Pues qué ilusión! Muchas gracias.

A mi me sonrojan algunos de los primeros poemas; tendría que retirarlos pero me da como penita hacerlo.

Me das un empujoncito de autoestima.

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Avatar de Edu Rodríguez

Muchas gracias! ¡Ojalá fueran mías! Sé que es un poco decepcionante, pero son generadas por IA. Uso Midjourney y le paso una imagen de referencia para mantener el estilo y los esquemas cromáticos.

Ánimo con la poesía. Yo empecé ahí, siento que sigue siendo el trasfondo de mi relación con el lenguaje y tengo la fantasía de regresar algún día a ella. Por alguna razón no puedo hacerlo todo al mismo tiempo, o tengo temporadas de poesía (y entonces todas mis ideas van en esa dirección) o tengo temporadas de todo lo demás (y entonces no se me ocurre un solo poema). Para la segunda jubilación, jajaja…

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Avatar de Fernando Anarcoma

Hay un déficit terrible en el camino de la edición como en el de las editoriales que bailan, sin ser bailarinas. Más bien suenan a agentes de comercio, salvo excepciones.

Hay un terrible déficit cuando te atreves abrir la vasija o caja de Pandora. La cultura asoma con la fealdad irrisoria de una granja caótica de chicharras, capaz de someter y someterse, sin valorar ni cuestionar su inutilizad, frente a la carrera que se libra con la tortuga de Zenón. El desastre se anuncia y nadie responde a la clave. Con fuerza resuena la jugada silenciosa, dando jaque mate al negocio, rodeado el tablero de una caza de brujas. No hay remedio que de alas al enjambre disparatado y devorador.

Respiremos con la ingenuidad de un bebé avispado. Quizá carezca de sentido por absurdo, y porque el sentido ha perdido la razón y otras cosas relacionadas con la reflexión, dónde el ser del estar, tendría algo más que decir, sobre la escritura y su desaparición.

Como dice mi niña: Mar al alba en vasija naufraga, huecos de mi sueño, corred, corred "a modiño", por si descubrís el ligero hondo del vuelo.

/Me encantan vuestras conversaciones/ Otro día os cuento mi decepción con el hecho de encontrar si hay un editor que se abra a publicar, por algo más de lo que el autor quisiera.

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Avatar de Andrea

Yo me sumo a tus más de 7 lectores. A decir verdad no sé como te encontré, por más que intento recordarlo no lo sé; solo sé, que un día estaba leyendo tus artículos, cada uno se han convertido en una fuente de aprendizaje. Debo admitir que lo primero que llamo mi atención fueron las imágenes siempre me impactan (siempre muy originales). Por supuesto a medida que te iba leyendo, me parecían cada vez más interesante y original tu forma de escribir. Cada post me llega de una forma muy diferente, me he sentido identificada con más de uno de ellos; siempre trato de compartir tu publicación con alguien cuando sé le puede interesar (es mi pequeño aporte) ... Quería hacerte saber que somos muchas personas que valoramos lo que haces. Estaré atenta cada semana a tus anuncios. ¡Gracias!

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Avatar de Edu Rodríguez

Muchas gracias Andrea! Por la lectura, por las recomendaciones, y por hacérmelo saber en este comentario tan simpático.

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Avatar de Cristian Martín

Sólo puedo hablar como lector, y es lo que voy a hacer.

Creo que este estilo de autoficción se adapta muy bien a este medio que es internet, donde la literatura es menos interesante y se lleva más (o me gusta más) el estilo de los blogs. En este estilo el autor deja de ser una voz omnipresente, diciéndote dónde dirigir la mirada, para pasar a ser un compañero de viaje, descubriendo juntos el mundo.

En tus escritos parece que me estés hablando como si fuéramos amigos, me vas haciendo confidencias dejando de lado el pudor y tengo la sensación de que en cada escrito te voy conociendo mejor.

Y este estilo lo bordas.

Sigue así,

tu lector número 8.

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Avatar de Edu Rodríguez

Muchas gracias Cristian, este comentario me ha llegado.

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Avatar de Pablo

Muchas gracias por tu reflexión. Es muy ilustrativa. Seguramente toda persona inteligente y con aspiraciones literarias aspira encontrar el grial de conectar con el público. Es mentira eso de escribir para uno mismo, uno escribe para comunicarse con los demás y el éxito está en conseguirlo. Otro aspecto es cómo conseguir el salto al reconocimiento, pero eso depende de tantas cosas ajenas a lo puramente literario. He pensado siempre en cuál es la circunstancia que nos ha llevado a considerar como grandes a Platón, Kant o Schopenhauer, y en cuantos equivalentes no conocemos porque no tuvieron suerte o prescriptores adecuados. En el lado del creador está la persistencia inteligente, pero hay algo de fatum en conseguirlo.

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Avatar de Edu Rodríguez

Gracias a ti, Pablo. Coincido en que escribir para uno mismo es mentira, y en que es mentira también que "lo bueno" suba a la superficie mágicamente, no solo porque se pueda encontrar con tantas circunstancias adversas, sino también porque en un sentido profundo cada obra intenta ser una nueva definición de qué sea "lo bueno".

La historia de Schopenhauer es particularmente ilustrativa, porque se pasó la vida siendo ignorado hasta que la reacción contra Hegel de ciertos jóvenes lo tomó como bandera. Si, como le recomendó un amigo suyo después de leer la "Cuádruple raíz del principio de razón suficiente" ("Mi hijo ha escrito un libro de botánica", le bromeó su madre a Goethe), hubiera eliminado los pasajes en los que se dedicaba a despotricar contra Hegel, es decir, si hubiera adoptado una actitud más conciliadora, seguramente habría tenido una carrera normal como profesor de filosofía y autor, no habría sido completamente ignorado durante décadas --y hoy nadie sabría quien es, incluso sosteniendo las mismas teorías. Por cierto, que Schopenhauer se negaba categóricamente a autopublicarse: su editor le propuso participar en los gastos y él se enfureció.

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Avatar de Calda

Los dos puntos que mencionáis son muy interesantes. Quizás el escribir para uno mismo no sea mentira, siempre y cuando no se publique o busque publicar. Evidentemente, el contenido y la forma de lo escrito bebe de la información recibida, y escribimos algo que pueda ser leído (en el sentido de que sea inteligible o el uso de frases, pronombres y demás). No obstante, creo que escribir para uno mismo o hacer algo para uno mismo no es mentira, siempre y cuando sea algo privado que no trascienda ni quiera trascender. Así, una reflexión sobre un tema, un diario o un poema pueden realizarse por el placer de hacerlos sin el afán de compartirlos, aunque, eso sí, veo difícil la excelencia sin ese afán, sin esa motivación que lleva a invertir más y más en ello.

El punto de la "fama" o el reconocimiento. La selección depende de factores sociales como engarzar en las instituciones o formar escuelas (y dentro de esto caben los "alternativos", muchas veces dentro de una especie de escuela contra-cultural que tiene su nicho y cumple su función análoga a las hegemónicas). Randall Collins ha estudiado esto, mencionando como se forman escuelas y líneas de pensamiento alrededor de "libros sagrados" y tópicos concretos que se van modificando, pero dentro de líneas de maestro-discípulo y contactos entre las personas o instituciones. El tratamiento de tópicos ajenos a una corriente dominante o de los que se discuten suele llevar a un mayor olvido, mientras que el tratamiento de temas de moda a una mayor selección en el momento. Evidentemente, hay pluralidad de temas culturales según contexto.

Hemos perdido a Demócrito, y hablamos de Sócrates y Platón como el dueto clave, pero hay indicios de que Demócrito estaba a su misma altura en calidad y extensión de sus obras. La escolástica, por ejemplo, no recibe el reconocimiento que merece hoy en día, a la par que desconocemos a toda la escolástica india-budista. Es curioso leer un libro del XIX, por poner un ejemplo, y ver cómo de los grandes intelectuales de la época muchos ni nos suenan, sonándonos otros. Leer a los muertos es muy útil para salirse de la niebla del presente, de todos los mitos y asunciones que damos por hechas sin ser conscientes de ello. También hay factores nacionales, siendo desconocidos fuera de su país autores de nivel. Yo estoy ansioso de que existan traducciones automáticas de calidad de libros, como ya las hay en artículos. No tengo ni pajolera idea de cómo funcionan las editoriales, pero todo producto cultural comercializado es, o suele ser, un bien económico, así que imagino que los tiros irán por ahí. Es difícil encontrar muchísimos libros que ya no se editan, o de los cuales se tiraron pocas copias o tienen precios imposibles (300€ por un libro de segunda mano), cosa que limita su recepción; en cambio, hay otras que se imprimen siempre en múltiples editoriales. También está el tema de la masividad que a veces te impide distinguir qué vale la pena y qué no.

Pero sí, grandes mentes han quedado en el olvido. Es más: hay personas con mayor conocimiento que no publican que personas que publican y son reconocidas en el momento actual. Esto se ve muy bien en los blogs anónimos, por ejemplo, que a veces son una auténtica locura en calidad. En cambio, lees a personas con doctorados, maestrías, reconocimiento y premios y solo ves trivialidades. A saber cuanto conocimiento hay por ahí que desconocemos y jamás saldrá a la luz.

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Avatar de Edu Rodríguez

A la escolástica la mató Kant (aunque Hume y compañía le habían dado ya un montón de golpes) y no me refiero con eso a que Kant “demostrara” que estaban equivocados, sino a que pone a la filosofía en una trayectoria que permite ignorar la escolástica. Para entender a Hegel, tengo que entender a Kant, y para entender a Kant, me ayuda entender a Hume… pero me puedo saltar a Aquino. No tiene nada que ver con los méritos de unos y de otros, sino de qué discurso llega hasta mí en el presente, y por quién pasa ese discurso. Por eso, por más que nos disguste a nivel personal alguien como Heidegger, por ejemplo, no hay modo de quitárselo de encima, porque influencia a tantos otros a los que uno quiere entender (a mí personalmente los textos de Heidegger sí que me atraen por sí mismos, pero es un buen ejemplo por el tema nazi).

Respecto a lo que llamas la “escolástica india”, esa no está ignorada en todo el mundo, solo en occidente. En mi trabajo anterior todos mis compañeros eran indios (de un equipo de 200 personas, unos 190) y utilizábamos dos productos (Cassandra y Kafka) que daban para hacer muchas bromas… excepto que nadie sabía quiénes eran ni Kafka ni, mucho menos, Cassandra. Al principio lo achaqué a la ignorancia de los ingenieros, pero no, porque, ¿por qué iban a saber nada ellos de Casandra cuando yo no sabía nada de Vishnu o de Arjuna? ¿O por qué iban a conocer a Kafka cuando casi nadie en occidente conoce el Bhagavad Gita, no digamos ya el Mahabharata? Pues eso, que el mundo está un poco menos globalizado de lo que creemos a veces…

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Avatar de Calda

Sí, claro, me refería al desconocimiento acá, en Occidente. Eso afecta a las modas: desconocemos el "legismo" milenario chino, que antecede a Hobbes en milenios; el Artasastra de Kautilya, que se folla a Maquiavelo con casi dos milenios; o las discusiones de la filosofía india sobre ontología-epistemología que anteceden a su vez a Kant (el Noümeno es Maya, sí... xD).

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Avatar de AMMC

Gracias por el artículo de hoy. Hay muchas resonancias con mi propia situación, no sé si son tan comunes pero me consuela leerte (lector número 3001 quiza? ) No es falsa modestia en absoluto, pero si a ti te ha costado tanto me preparo para seguir batiendo el cobre en el tajo....

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Avatar de Edu Rodríguez

Muchas gracias! Como le comentaba a Jesús, creo que merece la pena seguir moviendo y produciendo y tanteando, porque al final es una negociación (o mejor, un baile) entre los valores que propones tú y los que se encuentran establecidos. Ahora bien, desde luego que para aguantar y continuar, algo de alimento diario hace falta. Yo he tenido a mis siete lectores, y ahora tengo esa sensación de abundancia que le comentaba a Araceli de estar comunicando algo que me importa. No el mero “soy escritor”, sino ciertas cualidades de mi identidad que viajan en todos estos escritos, incluso en los comentarios, y que hasta cierto punto se autorealizan en la simple comunicación (son performáticos en el sentido positivo de esta palabra, de hacer realidad aquello que nombran).

En cualquier caso, ánimo.

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