Mientras leía el artículo no podía parar de pensar en Simone Weil (como ves, yo tampoco soy inmune al name-dropping): Weil habla de la experiencia política y espiritual del desarraigo en un sentido muy similar a como tú describes esa incomodidad o zozobra en tu propio cuerpo que, crees, encontraba origen en que estabas en un país extranjero, en un trabajo precario, desconectado de tu familia y de lazos afectivos fuertes que te sujeten y enraícen. Tampoco ayudan las redes sociales y el globalismo exasperante de internet: experimentamos nuestro cuerpo ya no como herramienta para nuestro proyecto vital sino como imagen en una pantalla, como un espectáculo que será percibido (juzgado, envidiado, deseado) por otros.
Un poco más abajo en el texto, vuelve otro concepto de Weil: para ella la "atención" es todo lo contrario a lo que tu describes. No se refiere a lo que podríamos llamar el "foco" consciente de la experiencia mundana, lo que pasa por nuestra conciencia (sea lo que sea eso) en cada momento, sino a un ejercicio espiritual similar a la meditación, en la que el "yo" se aniquila, no se fija en nada particular, no circunscribe ninguna parcela del mundo a su pensamiento objetivante, sino que se vacía de contenidos y se deja ser penetrado por el mundo en su aparecer no-mediado. En la acepción técnica de Weil, la atención es lo contrario a la concentración: el que se concentra en un asunto quiere conocer todos sus aspectos, dominarlo, cubrirlo completamente con el pensamiento; el que atiende, retira su pensamiento de las cosas y deja que sean ellas las que se presenten en la conciencia.
Gracias Diego! Weil está en mi larga lista de cuentas pendientes, pero tu comentario la hace subir.
Tienes razón, lo que yo estoy llamando atención no es lo que describes que dice Weil, pero tampoco se correspondería entonces con "concentración", sino que las abarcarían a ambas. A riesgo de seguir con el name dropping, estoy pensando en la "atención" de Husserl, que usa ese término para evitar la enorme carga histórica de "conciencia" y señalar que la unidad sujeto-objeto es primordial, es el punto de partida, no el punto de llegada. O sea, no hay un sujeto que llega al objeto, sino que partimos siempre de un estar ya en algo, lo que Heidegger llama "ser-ahí".
En este punto creo que no se puede identificar este tipo de atención con el pensamiento discursivo, sino con algo mucho más general, probablemente lo que tú llamas el "foco consciente de la experiencia mundana". Creo que ahí caben igual el fenómeno de la concentración y el de la atención en el sentido de Weil, y todo el resto además de estados intermedios y confusos: el pensamiento sin palabras, la percepción en todos sus grados de concretud o generalidad, los presentimientos y sentimientos, la extensión total de nuestra experiencia "consciente".
El resolutor de coherencia, el hilo secuencial que intenta sintetizar la vivencia de ese cuerpo que es en interacción con su interioridad y el afuera. La posibilidad de experimentar el mundo. El mundo mismo experimentando la posibilidad.
No intento desacreditar o minimizar lo aportado por tantos y tantos pensadores. Pero hay información que debe ser actualizada o, mejor dicho, debe ser sabida de otra forma. Mi hipótesis habla sobre el origen y funcionamiento del Todo, definiendo el Todo como el antes,el durante y el después de surgir la Realidad. Tema que es sumamente extenso como para tratarlo en este breve espacio. Con gusto puedo compartirlo en cuanto tenga oportunidad
El asunto a tratar es, creo, la interpretación que se le da a términos como Alma, Consciencia, Mente, Pensamiento, etc. Mientras se sigan interpretando, asimilando y asumiendo de manera convencional y tradicional -según la filosofía o la teología o la psicología- , se seguirá concibiendo y conceptuando la realidad de forma equivoca. En otra ocasión, comentaré algo respecto a cierta hipótesis que desarrollé con base a un descubrimiento hecho hace ya más de cincuenta años
Dentro de la filosofía, las concepciones del yo son muy variadas. Lo que encontramos en Fichte, por ejemplo (muy sofisticado en mi opinión) no tiene nada que ver con una concepción corriente. O el yo que se desprende del Dasein de Heidegger, lo mismo.
Me pregunto sobre el descubrimiento que mencionas...
Muy interesante!
Mientras leía el artículo no podía parar de pensar en Simone Weil (como ves, yo tampoco soy inmune al name-dropping): Weil habla de la experiencia política y espiritual del desarraigo en un sentido muy similar a como tú describes esa incomodidad o zozobra en tu propio cuerpo que, crees, encontraba origen en que estabas en un país extranjero, en un trabajo precario, desconectado de tu familia y de lazos afectivos fuertes que te sujeten y enraícen. Tampoco ayudan las redes sociales y el globalismo exasperante de internet: experimentamos nuestro cuerpo ya no como herramienta para nuestro proyecto vital sino como imagen en una pantalla, como un espectáculo que será percibido (juzgado, envidiado, deseado) por otros.
Un poco más abajo en el texto, vuelve otro concepto de Weil: para ella la "atención" es todo lo contrario a lo que tu describes. No se refiere a lo que podríamos llamar el "foco" consciente de la experiencia mundana, lo que pasa por nuestra conciencia (sea lo que sea eso) en cada momento, sino a un ejercicio espiritual similar a la meditación, en la que el "yo" se aniquila, no se fija en nada particular, no circunscribe ninguna parcela del mundo a su pensamiento objetivante, sino que se vacía de contenidos y se deja ser penetrado por el mundo en su aparecer no-mediado. En la acepción técnica de Weil, la atención es lo contrario a la concentración: el que se concentra en un asunto quiere conocer todos sus aspectos, dominarlo, cubrirlo completamente con el pensamiento; el que atiende, retira su pensamiento de las cosas y deja que sean ellas las que se presenten en la conciencia.
Gracias Diego! Weil está en mi larga lista de cuentas pendientes, pero tu comentario la hace subir.
Tienes razón, lo que yo estoy llamando atención no es lo que describes que dice Weil, pero tampoco se correspondería entonces con "concentración", sino que las abarcarían a ambas. A riesgo de seguir con el name dropping, estoy pensando en la "atención" de Husserl, que usa ese término para evitar la enorme carga histórica de "conciencia" y señalar que la unidad sujeto-objeto es primordial, es el punto de partida, no el punto de llegada. O sea, no hay un sujeto que llega al objeto, sino que partimos siempre de un estar ya en algo, lo que Heidegger llama "ser-ahí".
En este punto creo que no se puede identificar este tipo de atención con el pensamiento discursivo, sino con algo mucho más general, probablemente lo que tú llamas el "foco consciente de la experiencia mundana". Creo que ahí caben igual el fenómeno de la concentración y el de la atención en el sentido de Weil, y todo el resto además de estados intermedios y confusos: el pensamiento sin palabras, la percepción en todos sus grados de concretud o generalidad, los presentimientos y sentimientos, la extensión total de nuestra experiencia "consciente".
El resolutor de coherencia, el hilo secuencial que intenta sintetizar la vivencia de ese cuerpo que es en interacción con su interioridad y el afuera. La posibilidad de experimentar el mundo. El mundo mismo experimentando la posibilidad.
No intento desacreditar o minimizar lo aportado por tantos y tantos pensadores. Pero hay información que debe ser actualizada o, mejor dicho, debe ser sabida de otra forma. Mi hipótesis habla sobre el origen y funcionamiento del Todo, definiendo el Todo como el antes,el durante y el después de surgir la Realidad. Tema que es sumamente extenso como para tratarlo en este breve espacio. Con gusto puedo compartirlo en cuanto tenga oportunidad
El asunto a tratar es, creo, la interpretación que se le da a términos como Alma, Consciencia, Mente, Pensamiento, etc. Mientras se sigan interpretando, asimilando y asumiendo de manera convencional y tradicional -según la filosofía o la teología o la psicología- , se seguirá concibiendo y conceptuando la realidad de forma equivoca. En otra ocasión, comentaré algo respecto a cierta hipótesis que desarrollé con base a un descubrimiento hecho hace ya más de cincuenta años
Dentro de la filosofía, las concepciones del yo son muy variadas. Lo que encontramos en Fichte, por ejemplo (muy sofisticado en mi opinión) no tiene nada que ver con una concepción corriente. O el yo que se desprende del Dasein de Heidegger, lo mismo.
Me pregunto sobre el descubrimiento que mencionas...